Alcañices es una localidad que ofrece diversos atractivos al visitante, aunque su potencial turístico nunca ha sido suficientemente aprovechado ni puesto en valor. Desde antiguo, la villa está muy acostumbrada a recibir gentes. A diario llegan a ella tanto del resto de localidades de la comarca (para hacer compras o trámites administrativos) como procedentes de cualquier otro sitio, al ser atravesada por la carretera nacional 122, que conecta Zaragoza con la frontera portuguesa. De hecho, es la única población en los 80 km que hay desde Zamora hasta Portugal en la que la carretera se interna hasta el mismo centro urbano.
Nosotros conocemos muy bien Alcañices, pues además de ser de aquí hemos enseñado la villa y toda la comarca de Aliste, como guías acompañantes, a mucha gente en estos años.
Pero Alcañices se conoce, sobre todo, por un importante hecho histórico. En esta localidad se firmó, en un ya lejano año de 1297, el llamado Tratado de Alcañices, acuerdo entre Fernando IV de Castilla y Dinís (Dionisio) I de Portugal en virtud del cual se delimitaba la frontera entre ambos territorios. Estos límites han permanecido prácticamente inalterados (salvo pequeñas rectificaciones) hasta nuestros días, dando lugar a la que, dicen, es la frontera más antigua de toda Europa.
Inexplicablemente, no existe en Alcañices ningún espacio interpretativo que nos hable de la importancia y el contexto histórico en el que tuvo lugar el tratado, asunto de máximo interés para los aficionados a la historia. Pero que nadie se asuste, porque la villa guarda para nosotros muchas cosas para ver y hacer que enseguida pasamos a desgranar.
Respecto a los lugares que merecen la pena ser visitados, creemos que hay que destacar dos por encima del resto. Por un lado tenemos el que es, tal vez, su elemento más representativo: la Torre del Reloj, de la cual dice, con cierta sorna, la jota alistana:
Si pasas por Alcañices,
No preguntes qué hora es,
Porque el reloj de la plaza,
Da la una y son las tres.
La Torre del Reloj es en realidad uno de los cuatro cubos que se conservan de la antigua muralla que cercaba la villa. Los otros tres que aún permanecen en pie y podemos visitar son el «de la villa», el «del trincherón» y el «del Tío Cañona».
El otro monumento que no puedes dejar de visitar es «el Convento», monasterio franciscano que el Marqués de Alcañices mandó edificar a mediados del siglo XVI y en cuyo interior se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Salud, patrona de la comarca de Aliste. El templo, además ha sido recientemente declarado Santuario Mariano Diocesano, y en él se celebra una fervorosa romería («la Salud») el día de 3 julio.
Otros edificios de interés son el antiguo palacio de los marqueses de Alcañices (hoy convertida en residencia de ancianos), la iglesia parroquial, construida sobre una iglesia románica anterior (del siglo XII o XIII), de la cual conserva la portada; en su portal además podemos ver expuestas algunas piezas arqueológicas que han aparecido en los alrededores. También sorprenden al visitante las antiguas escuelas de Alcañices, edificio de estilo modernista construido a principios del siglo XX y que hace no mucho albergó un taller de indumentaria tradicional. Ahora está destinado a guardería, gimnasio y en él tiene su sede la Asociacion de Vecinos del pueblo.
Pero hay más cosas de interés en Alcañices. Hace unos años el Ayuntamiento editó un folleto con un interesante recorrido por las fuentes urbanas y los lavaderos del pueblo. Todo un acierto, porque en su conjunto conforman un imporante patrimonio que gira en torno al agua. Cada uno de estos elementos tiene su historia y algunos de ellos constituyen curiosísimos ejemplos de reutilización de materiales.
Otro de los rincones con encanto de Alcañices es Sahú, un precioso robledal situado justo antes de entrar en el pueblo (si se llega desde Zamora) que incluye un área de ocio. Es un lugar ideal para dar un paseo y tomar un refresco (durante el verano cuenta con un chiringuito) o realizar distintos ejercicios en su parque biosaludable. Alcañices cuenta con otro espacio orientado al esparcimiento: la piscina de Palazuelo (o Parazuelo), alimentada por el pequeño curso de agua que atraviesa la localidad: el río Angueira. Ésta se ubica en la salida del pueblo hacia la Sierra de la Culebra (dirección San Vitero-Villardeciervos).
Alcañices es la “capital” de la comarca de Aliste; aunque oficialmente no existe esa figura, en la práctica lo es y lo ha sido siempre, pues en esta localidad encuentran los alistanos la mayor parte de los servicios, que también son de interés para el turista o visitante: comercios, bares y cafeterías, gasolinera, biblioteca, alojamiento, bancos, oficina de turismo, etc. Un espacio visitable que tiene mucho que ver con el territorio en el que Alcañices se encuentra es el Centro de Interpretación de Aliste, Tábara y Alba, situado en la sede del grupo de acción local (ADATA), justo al lado de la Torre del Reloj, y donde se muestran algunos de los principales atractivos turísticos de la región.
Todavía no hemos hablado de la gastronomía, pero estando en Aliste este momento tarde o temprano tenía que llegar, pues este territorio es conocido, sobre todo, por la calidad de su carne; de hecho, la mayor parte de los turistas que lo visitan llegar atraídos precisamente por esta cuestión (es lo que llamamos turismo gastronómico). Estos manjares podemos adquirirlos en las carnicerías de Alcañices o degustarlos en sus restaurantes, aunque el alimento más representativo de la villa es, curiosamente, un dulce: los famosos borrachos de Alcañices, que se pueden comprar en la pastelería del pueblo.
Tampoco podemos dejar de referirnos a otro atractivo que nos ofrece Alcañices: su proximidad (o más bien su inmediatez) a Portugal, pues se encuentra a solo 3 km del país vecino si tomamos la carretera de Tres Marras, que se dirige a Vimioso. Además, Alcañices se encuentra equidistante (a menos de media hora en ambos casos) a las dos localidades portuguesas de mayor interés turístico: Bragança y Miranda do Douro, aunque nosotros recomendamos visitar también otras localidades más próximas como Outeiro o el mencionado Vimioso.
Otras opciones de ocio que ofrece Alcañices son los eventos y actividades que a lo largo del año tienen lugar en la villa. La más histórica de todas es la romería de la Salud, ya mencionada. También tiene su solera la concentración de motos, a la que acuden por igual españoles y portugueses. Por otra parte, como siempre ocurre, sus fiestas patronales (dedicadas a la Asunción y San Roque, los días 15 y 16 de agosto) son uno de los principales recursos lúdicos. Además recientemente se viene celebrando una carrera popular en los días próximos a la Salud y, más entrado el verano, una ruta de senderismo que se interna en Portugal: la ruta del contrabando.
Finalmente comentar dos aspectos que tienen que ver con el pasado de la localidad aunque, desgraciadamente, no nos han dejado apenas testimonio material “visitable”. Se trata del pasado judío y templario de Alcañices. Del primero poco se sabe; consta, eso sí, que existió una judería en el pueblo, de la que hoy nos da testimonio la denominación de una roca situada en las inmediaciones de la localidad: la Peña de los Judíos. Sobre la presencia de los templarios en Alcañices, se sabe que controlaban la villa y que repoblaron algunas localidades cercanas. En nuestra visita nos acompañará la cruz templaria, pues se encuentra en buena parte de los lugares de interés del pueblo.
Finalmente comentarte que desde agosto de 2018 existe una app turística del pueblo, desarrollada por José Antonio Barros, que se denomina «Alcañices en tu mano» . La puedes descargar desde Play Store o bien desde aquí.
Qué ver cerca de Alcañices
Estamos en Aliste, así que hay que hablar de gastronomía. Muy cerca de Alcañices se encuentran Rabanales y San Vitero, a 8 y 9 km respectivamente, dos localidades muy populares por sus restaurantes y sus carnes, y dos grandes exponentes de la «Ternera de Aliste». Entre ambas poblaciones se localiza Grisuela, otro pueblo conocido por sus restaurantes, aunque en este caso la especialidad son sus afamadas chuletillas de cordero.
Además del aspecto culinario, San Vitero y Rabanales comparten que exhiben en sus calles un rico patrimonio arqueológico. En el caso de San Vitero podemos visitar, frente al ayuntamiento, una escultura zoomorfa así como un miliario romano, mientras que en Rabanales las piezas que encontramos en sus calles, procedentes del Castrico (poblamiento de época romana situado junto al pueblo), son de diverso tipo, aunque abundan los fragmentos de columna. Pero el elemento más popular de Rabanales son los falos pétreos que hay junto a su iglesia parroquial, donde también podemos ver, incrustadas en la pared, varias estelas funerarias de época romana. En Rabanales también podemos visitar su Museo Micológico.
Muy distinto es lo que nos ofrece San Juan del Rebollar (a 6 km de Alcañices), donde podemos visitar la finca «el Arca de Noé». Su propietario (Tribu) ha creado con sus propias manos reproducciones en metal de buena parte de la fauna silvestre que habita en la comarca.
Esperamos haber recogido la mayor parte de los atractivos de esta localidad zamorana (¡nadie podrá decir que no hay nada que ver en Alcañices!) y sus alrededores, pero si conoces alguno que no figure en el texto que acabas de leer, ya sabes que puedes hacérnoslo llegar.
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