La reciente declaración de nuestro territorio de frontera como Reserva de la Biosfera “Meseta Ibérica”, tal y como era previsible, se ha acogido con cierto escepticismo por parte de la población local, cansada seguramente de grandes titulares que casi siempre se convierten en nada, cuando no en perjuicio de su calidad de vida. Como en el cuento de Pedro y el lobo, cada vez es más difícil que la gente crea lo que dice la administración.

Pero lo cierto es que, objetivamente, esta declaración supone una gran oportunidad para nuestra tierra. Aunque aún está por ver si se traduce en algo positivo, está claro que por estas tierras no estamos para desperdiciar oportunidades. En nuestra mano queda (en la de todos) el aprovecharlo o no. Se ve con cierta claridad que ha de ser la iniciativa privada la que tire del carro en este caso. Y en ello estamos. A Naturaliste le costó (en su momento) varios meses de trámites conseguir el derecho a usar el logotipo de la Reserva, pero ya lo tenemos y ahora podemos emplearlo para que nos ayude a vender nuestro producto turístico.

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Logotipo de “Meseta Ibérica”

Meseta Ibérica no es la única reserva de la biosfera transfronteriza, de hecho tenemos otra muy cerca (la de Gerês-Xurés, en la frontera entre Galicia y Portugal), pero sí es la reserva internacional con mayor superficie de toda Europa. Abarca un vasto y heterogéneo espacio que incluye territorios de las provincias de Zamora y Salamanca, así como del distrito de Bragança.

Meseta Iberica

Ámbito geográfico de la reserva

Pero, ¿qué es una reserva de la biosfera? Antes de nada conviene tener esto claro y no llevarnos a engaño. Los territorios que aparecen bajo esta figura (asignada por la UNESCO) son siempre espacios de gran valor ambiental, aunque proteger la biodiversidad, siendo uno de sus objetivos fundamentales, no es el único que se persigue con la declaración. Se habla siempre de compatibilizar esta conservación con el respeto a la diversidad cultural del territorio que integra la reserva de la biosfera, así como con su desarrollo económico y social, especialmente a través de la relación entre el hombre y el medio. No es mala idea. Se busca también la creación de modelos y experiencias de desarrollo sostenible que se demuestren efectivos y sirvan de modelo, es decir, que puedan aplicarse en otros lugares.

contacto con la naturaleza

Contemplación, naturaleza y salud. Paisaje primaveral a las afueras de Bragança (Portugal)

En realidad, dentro de una reserva de la biosfera existen varios tipos de zonas: en primer lugar se definen las zonas «núcleo», cuya principal función es la conservación. Existen también zonas «tampón» que amortiguan de algún modo el efecto de la actividad humana sobre las primeras. Finalmente se establece una zona de transición, donde se promueven actividades económicas sostenibles que favorezcan el desarrollo socioeconómico de las poblaciones locales. En este último aspecto (y en todos, en realidad) la implicación de la población local es fundamental para que una reserva de la biosfera pueda cumplir sus objetivos.

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La ganadería extensiva es una actividad económica a proteger

Por el momento, en lo que más se ha avanzado por parte de los promotores de nuestra reserva (la agrupación hispano-lusa ZASNET) es en la reglamentación del uso del logotipo que la representa, lo cual no dice mucho en su favor. Esperamos que esta situación cambie y en breve “se note” un poco más que nuestro territorio es toda una reserva de la biosfera.

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El patrimonio cultural juega un papel fundamental en las reservas de la biosfera

Desde nuestro punto de vista, la importancia de la declaración reside en que una reserva implica, al menos en teoría, un mayor conocimiento de este espacio por parte de la población (española, europea, ¿mundial?), que es algo de lo que adolecemos por estas latitudes. Dicho de otro modo, si no recibimos más visitantes, entre otras cosas, es porque nuestro territorio apenas se ha dado a conocer y además está “mal situado”, aunque de esto último hablaremos con más detalle en otra entrada de este blog.

Zamora es una ciudad que nadie debe dejar de visitar. De hecho, quien la conoció hace dos o tres décadas, al volver suele llevarse una grata sorpresa porque su aspecto ha mejorado ostensiblemente en los últimos años. Gran parte de su patrimonio se ha recuperado: a destacar la parte de la muralla medieval que se ha ido descubriendo y también el paseo por las orillas del Duero, verdadero pulmón de la ciudad, junto al bosque de Valorio, de los que más adelante hablaremos.

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Zamora desde la margen izquierda del Duero

De Zamora siempre se ha resaltado su rico patrimonio arquitectónico, sobre todo el de estilo románico, pues se trata de la capital europea que concentra en su núcleo urbano el mayor número de edificios de este estilo artístico. Pero ya veremos que Zamora es mucho más que arte románico.

Qué ver en Zamora en un día

Como en Naturaliste sabemos que el turista no siempre dispone del tiempo suficiente para visitar todos los lugares que merece la pena ver en la capital, en primer lugar vamos a hablar de aquellos que no te puedes perder bajo ningún concepto, para después ir desgranando otros puntos calientes de los que poder disfrutar si se dispone de varios días de estancia en la ciudad del Duero. En este sentido te ofrecemos la posibilidad de realizar una visita guiada a Zamora que en pocas horas te proporcionará una visión bastante completa de la ciudad, en especial de su parte histórica, y como complemento un tour por los alrededores de Zamora.

Obviamente, no podemos irnos de Zamora sin visitar su catedral ni su castillo, que además están al lado uno del otro. De la catedral destaca su famoso cimborrio (con la característica cúpula gallonada, es decir, con escamas de piedra), pero también merece la pena la colección de tapices flamencos que alberga el museo catedralicio. Espectacular. De paso podemos visitar el Museo Baltasar Lobo, donde se expone parte de la obra de este escultor contemporáneo zamorano, pues se encuentra junto a la catedral y el castillo. También en su entorno conviene acercarse a las calles del Troncoso y del Corral de Campanas, que discurren ambas entre vetustos muros de piedra.

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Cúpula de la catedral de Zamora

Precisamente la calle del Troncoso nos conduce hasta una excelente atalaya desde la que observar el Duero, el llamado mirador del Troncoso. Si no tenemos demasiado tiempo como para pasear tranquilamente por la orilla del río (actividad muy recomendable), merece la pena al menos que nos recreemos unos minutos en las magníficas vistas que genera el padre Duero a su paso por la capital.

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Mirador del Troncoso

También muy cerca del castillo, junto a la iglesia románica de San Isidoro, tenemos otro punto de gran interés, en este caso histórico; se trata del Portillo de la Lealtad (antiguamente llamado Portillo de la Traición), por donde, según cuenta la tradición, Vellido Dolfos regresó a Zamora tras acabar con la vida del rey de Castilla, Sancho II, que había cercado la ciudad. Precisamente de ahí viene el dicho: no se ganó Zamora en una hora. Si atravesamos la muralla por esta puerta llegamos a la Avenida de la Feria, lugar en el que mejor se conserva la muralla medieval de la ciudad que, no en vano, el romancero denominaba «la bien cercada».

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Muralla de Zamora

En los últimos años el Ayuntamiento de Zamora ha hecho un esfuerzo por descubrir esta vieja muralla, de gran valor patrimonial e histórico pero durante mucho tiempo ocultada y afeada por numerosos edificios. El resultado es lo que tenemos en la actualidad: grandes lienzos de muralla bien conservados para el disfrute de los zamoranos y de quienes nos visitan. No es que Zamora sea Ávila, pero en este sentido se le parece cada vez más. Uno de los puntos más atractivos del recinto amurallado es la Puerta de Doña Urraca, que ostenta la categoría de Bien de Interés Cultural.

puerta de doña urraca

Puerta de Doña Urraca

La ciudad, como es bien conocido, destaca por su elevada concentración de templos románicos. Si solo se dispone de un día, en el que difícilmente se van a poder ver todos, recomendamos visitar algunas de las principales iglesias, como la de San Juan de Puerta Nueva (en la Plaza Mayor), sobre cuya puerta principal hay un rosetón de piedra que se ha convertido en todo un emblema de la ciudad, la Magdalena (en la Rúa de los Francos, entre la Catedral y la Plaza Mayor), que cuenta con un interesante sepulcro románico, Santiago el Burgo (en la calle de Santa Clara, principal arteria de la ciudad) o la Horta (en los Barrios Bajos, en las inmediaciones del Duero).

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Puerta sur de la Iglesia de Santiago el Burgo

Fin de semana en Zamora

Si disponemos de todo un fin de semana en Zamora (o bien de dos días cualesquiera), debemos aprovechar la oportunidad para completar la visita a la ciudad. Sería recomendable pasear tranquilamente junto al Duero, y en especial visitar sus aceñas, ingenios hidráulicos de época medieval en los que se producía la harina para los habitantes de la ciudad. Zamora cuenta en su núcleo urbano con tres grupos de aceñas (Pinilla, Cabañales y Olivares), a las que hay que añadir otros dos grupos situados a las afueras y en peor estado de conservación (aceñas de Gijón y de los Pisones). Las más emblemáticas son las aceñas de Olivares, que llevan en pie más de 1.000 años (lo sabemos porque se mencionan en un documento del siglo X). Estas aceñas están abiertas al público y se localizan en el barrio del mismo nombre, muy cerca de la iglesia románica de Olivares y también del lugar en el que se anclan las tradicionales barcas de los antiguos pescadores del Duero.

Aceñas de Olivares

Aceñas de Olivares (Zamora)

En el río podemos admirar el Puente de Piedra, de época medieval. Existió otro anterior, cuyos restos todavía pueden observarse en la margen izquierda del río, aguas abajo del Puente de Piedra. También resulta interesante el Puente de Hierro (de finales del s. XIX), de la escuela de Eiffel. Una opción muy interesante es cruzar el Duero por el Puente de Piedra, visitar las aceñas de Cabañales y los restos del antiguo puente, y volver a la margen derecha por el Puente de Hierro. Pero el Duero también tiene otros atractivos; uno de ellos es la playa de los Pelambres, situada también en la margen izquierda y muy concurrida en época estival.

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Puente de Piedra de Zamora

De hecho, el río es uno de los principales recursos turísticos de la ciudad. En él los aficionados a la pesca o al piragüismo pueden practicar su deporte favorito. Además de los puntos de interés ligados al río ya mencionados podemos citar otros, como el convento de San Francisco, donde se ubica la fundación para la cooperación hispano-portuguesa Afonso Henriques, o el parque de los Tres Árboles, que incluye un ameno paseo junto al Duero.

Desde 2018 funciona en época estival una barcaza que cruza el Duero desde las Aceñas de Olivares hasta la Playa de los Pelambres. Dicha embarcación es una iniciativa del Ayuntamiento de Zamora y subirse en ella no tiene coste para quienes deseen hacerlo.

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Barcaza de Olivares

Disponer del fin de semana también puede permitirnos conocer más en profundidad el románico zamorano. Además de las ya mencionadas, hay otras iglesias que no puedes dejar de ver, como es el caso de San Ildefonso, Santa María la Nueva y Santiago de los Caballeros, a las afueras de la ciudad, donde cuenta la leyenda que fue armado caballero el Cid.

Aunque desde el punto de vista artístico y arquitectónico Zamora destaca por sus edificios religiosos de época medieval, el urbanismo de la ciudad vivió a finales del siglo XIX y principios del XX una segunda edad de oro gracias a la arquitectura modernista. De hecho, Zamora se incluye en la Ruta Europea del Modernismo, siendo la única ciudad de Castilla y León que forma parte de este selecto grupo de localidades.

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Plaza de Sagasta

Buena parte de los edificios modernistas que podemos admirar se encuentran en la Plaza Sagasta y alrededores (muy cerca de la Plaza Mayor). Naturaliste ofrece una visita guiada centrada en este tipo de arquitectura o bien una visita mixta que combina los ejemplos más representativos del románico y el modernismo.

 

La Semana Santa de Zamora

Si visitas la ciudad durante la Semana Santa podrás comprobar por qué este acontecimiento religioso se declaró Bien de Interés Cultural y es considerada como una de las semanas santas más espectaculares de España, junto con las de Sevilla, Málaga o Valladolid.

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Semana Santa de Zamora

El resto del año también se respira en Zamora ese aire semanasantero y además se puede visitar el Museo de Semana Santa, una buena manera de empaparse de la tradición y el fervor de la Semana Santa zamorana.

 

Museos

Además del citado Museo de Semana Santa, en Zamora encontramos diversos espacios expositivos que gustarán especialmente a los amantes de la cultura. El primero que vamos a comentar es el Museo Provincial, que se encuentra en un edificio muy interesante (el Palacio del Cordón) y que, como en otras ciudades, alberga una muestra representativa del patrimonio arqueológico de la provincia. Entre todas las piezas que guarda, destacan los mosaicos romanos que se exponen, así como el llamado Tesoro de Arrabalde, procedente del castro de las Labradas, situado en la localidad de Arrabalde, muy cerca ya de la provincia de León.

Otro de los principales espacios museísticos de la ciudad es el Museo Etnográfico de Castilla y León. Se encuentra en la Plaza de Viriato (así llamada por la estatua que hay en ella de este antiguo héroe, considerado el terror romanorum) y, como indica su nombre, incluye una muestra de la cultura tradicional no solo de la provincia de Zamora sino de toda la Comunidad, además de ofrecer diferentes exposiciones temporales.

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Exposición permanente del Museo Etnográfico de Castilla y León (fuente: MECyL)

Otro de los museos que se pueden visitar en la ciudad es el Museo Diocesano de Zamora, situado en la iglesia (románica, cómo no) de Santo Tomé, que incluye una exposición con algunas de las obras más relevantes del arte cristiano de la Diócesis de Zamora (es preciso recordar que ésta no coincide con la provincia, pues buena parte de ella pertenece a la Diócesis de Astorga). La entrada a este museo es la misma que la de la Catedral, pues da acceso a ambos espacios.

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Iglesia de Santo Tomé (Museo Diocesano)

Otro centro de visitantes, tal vez de menor interés (a nuestro juicio), es el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales. Este espacio dispone, eso sí, de un curioso «mirador zen» que nos permite disfrutar de una forma singular de la bella estampa que ofrece el río. Figura asimismo en algunos folletos de información turística la existencia de un Centro de Interpretación de las Industrias Tradicionales del Agua, ubicado en las aceñas de Olivares. No hay tal centro, más allá de algún panel sin especial interés (lo que sí lo tiene es visitar estas aceñas, como ya dijimos).

Calles y edificios destacados

Hay algunos rincones de Zamora que no te puedes perder. Uno de ellos es la Casa del Cid o Casa de Árias Gonzalo, situada junto a la Puerta de Olivares, al palacio episcopal y a la propia catedral. Se trata de uno de los pocos edificios románicos no religiosos que en la actualidad se conservan en nuestro país, además de existir la tradición de que en ella se crió el Cid.

Hay que destacar también la presencia del Teatro Ramós Carrión (situado entre la Plaza Mayor y la Plaza de Viriato, muy cerca del parador), construcción romántica que llama la atención cuando pasamos por delante. Este espacio cultural se ha reabierto recientemente tras muchos años de inactividad, por lo que actualmente Zamora cuenta con dos teatros: éste y el Teatro Principal, ubicado no lejos de él.

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Teatro Ramos Carrión

Otro edificio relevante es la Diputación Vieja, que se encuentra muy cerca del mencionado Teatro Ramos Carrión, cuya fachada está ornamentada por el escultor zamorano Eduardo Barrón (autor asimismo de la ya citada escultura de Viriato).

Se pueden mencionar también el Palacio de los Momos, edificio histórico declarado monumento nacional que combina elementos góticos y renacentistas, el Ayuntamiento Viejo, de estilo plateresco, el modernista Mercado de Abastos o el Instituto Caludio Moyano.

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Instituto Claudio Moyano

Algunas calles son de inexcusable visita, como la calle de los Herreros, situada junto a la Plaza Mayor, que nos ofrece buenas tapas por el día y animada marcha durante la noche. En paralelo a ella encontramos la empinadísima y pintoresca calle de Balborraz, no sin razón considerada una de las más bellas de España.

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Calle de Balborraz

En la parte inferior de la calle de Balborraz comienzan los llamados Barrios Bajos, muy cerca del Duero. En ellos, además de encontrar dos iglesias ya mencionadas (La Horta y Santo Tomé), notaremos que la denominación de las calles (calle Caldereros, calle Zapatería, calle Alfamareros, etc.) remite a las profesiones que se desarrollaban por quienes habitaban en este barrio, donde también se ubicó la primera judería de la ciudad.

Justo donde terminaba el recinto amurallado, junto a la antigua puerta de Santa Clara, comienza la plaza y parque de la Marina, denominación que sorprende en una ciudad de interior. Actualmente este amplio espacio se ha erigido en el verdadero centro neurálgico de la ciudad, donde encontramos varios edificios modernistas así como la Farola, curiosa obra del escultor benaventano Luis Coomonte.

 

El bosque de Valorio

A las afueras de la ciudad, se encuentra el bosque o parque de Valorio. Se trata de un amplio espacio verde que, junto al río Duero, constituye el mejor escenario de la ciudad para dar un paseo, correr o disfrutar de la naturaleza. En él encontramos un aparcamiento, pistas y canchas, zona de juegos, chiringuito, jardines y en la parte final se encuentra el bosque propiamente dicho, cuya especie forestal dominante es el pino piñonero. Todo este espacio es atravesado por el arroyo de Valderrey.

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Bosque de Valorio

 

Gastronomía y tapas en Zamora

Recomendamos para comer la Plaza Mayor y alrededores; y para picar algo la zona de «los Lobos» así como la mencionada calle de los Herreros. Como platos típicos de la ciudad hay que citar el arroz a la zamorana, las mollejas a la zamorana o el bacalao a la tranca. También recomendamos probar los platos de ternera o cordero, que aquí se producen en cantidad y calidad.

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Chuletillas de cordero

Si hablamos de gastronomía es inevitable hacer una mención a las bodegas de El Perdigón. En esta localidad, situada a unos 10 km de Zamora, encontramos varias bodegas subterráneas transformadas en restaurantes que han dado gran fama al pueblo. En ellas la especialidad es la carne asada.

El viaje a Zamora puede ser una buena ocasión para adquirir productos de excelente calidad que se producen en su provincia: queso, setas, embutidos (entre los que destaca el chorizo zamorano), vinos (aunque hay 4 denominaciones de origen en Zamora, la más conocida es la de Toro), los famosos garbanzos de Fuentesaúco o la ternera de Aliste.

 

Ferias y otros eventos

La ciudad dispone de un recinto ferial (IFEZA), situado en las proximidades del río Duero, en el que se desarrollan a lo largo del año diversas ferias monográficas. Fuera de él, hay que destacar dos ferias anuales muy tradicionales e integradas en el programa de las fiestas patronales de Zamora, que tienen lugar por San Pedro (29 de junio). Se trata de la feria del ajo, que podemos visitar en la avenida Tres Cruces, y la feria de la cerámica y la alfarería popular, que tiene por escenario la Plaza de Viriato.

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Cartel de la Feria de Cerámica y Alfarería Popular

 

El Camino de Santiago

Es importante recalcar que Zamora es una ciudad por la que todos los años pasan miles de peregrinos, pues se encuentra en una de las principales rutas que conducen a Santiago: la Vía de la Plata, antigua calzada romana y camino vertebrador de todo el oeste peninsular. La ciudad dispone de un albergue de peregrinos y de la oportuna señalización que ayuda a no salirse del camino en ningún momento. A partir de Zamora se puede llegar a Santiago por tres caminos: es posible ir hasta Astorga, para enlazar con el Camino Francés, se puede continuar hacia Santiago por el Camino Sanabrés o bien se puede utilizar el Camino Mozárabe-Portugués, que discurre por la comarca de Aliste, antes de internarse por el país vecino.

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Peregrinos cruzando el Puente de Piedra, en Zamora

 

El billar romano

Si el visitante dispone de tiempo suficiente, puede descubrir una curiosidad que no figura en las guías de turismo. La ciudad de Zamora es ya prácticamente el único lugar en el que se conserva un juego tradicional o deporte autóctono llamado billar romano, que además tiene la particularidad de que se practica en los bares. Sí, has oído bien, todas las pistas estaban en el interior de distintas tabernas de la ciudad. Hace años era posible disfrutar de este juego en los Barrios Bajos, cerca del río, pero hoy en día solo queda un bar donde se juega al billar romano, se trata del Bar San Isidro, situado en el barrio del mismo nombre.

 

Qué ver en Zamora y alrededores

Con frecuencia quienes nos visitan quieren conocer también los puntos de interés que se encuentran en los alrededores de la ciudad, a pocos kilómetros de distancia. Además de las localidades de Toro (a 34 km) y Miranda do Douro (a 56 km), el principal reclamo turístico situado cerca de Zamora es la iglesia de San Pedro de la Nave (a 20 km), una de las pocas obras del arte visigodo que todavía se conservan en la Península.

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La Colegiata de Toro

Pero lo cierto es que cada vez es más popular entre los turistas que visitan Zamora, acercarse a realizar un crucero o paseo en barco por el Duero. Aunque, a su paso por la capital, el río no es navegable (con la excepción de la barcaza antes mencionada), a algo menos de una hora tenemos dos barcos que podemos tomar, dentro del parque natural Arribes del Duero, son los que parten desde Miranda do Douro (Portugal) y entre las localidades de Fermoselle (España) y Bemposta (Portugal). Desde Naturaliste también ofrecemos recorridos guiados por Arribes del Duero de uno o dos días.

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El barco de Miranda entre los cañones del Duero

Un bello lugar, sobre todo por los paisajes que ofrece, situado a pocos kilómetros de Zamora, poco conocido por los turistas pero muy concurrido por los zamoranos, es la carretera de Almaraz (llamada así porque conduce de la capital a la localidad de Almaraz de Duero). Dicha vía nos da una excelentes vistas del Duero, que ya empieza a encajonarse camino de las Arribes o Arribas del Duero. En sus inmediaciones vemos bellas de dehesas de encinas, antiguas pesqueras del Duero, el pequeño Puente de Joyalada, etc. Una buena opción es regresar a Zamora por la N-122, a la que se llega por conexión directa desde Almaraz, y de paso acercarnos a ver la iglesia de San Pedro de la Nave, muy próxima a esta carretera.

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Otros lugares de interés son las ruinas del castillo de Castrotorafe (29 km), las Tablas de Arcenillas (10 km), etc. Alejándonos un poco más de la ciudad encontramos las ruinas del imponente Monasterio de Moreruela (40 km) o las localidades de Fermoselle (63 km),  por supuesto Salamanca (66 km), Tordesillas (69 km), Villardeciervos (77 km), Bragança (100 km) o Puebla de Sanabria (113 km), muy cerca del impresionante Lago de Sanabria.

 

Toro es una localidad situada al este de la provincia de Zamora, muy cerca de la de Valladolid y conocida en toda España, sobre todo, por su producto estrella: el famoso vino de Toro, que ha llevado el nombre de esta población por todo el mundo. Se trata de una pequeña ciudad muy monumental que nos ofrece una serie de lugares dignos de ser visitados y a la que debemos dedicar, al menos, una jornada. Nosotros la conocemos bien, ya que desde hace años ofrecemos visitas y tours privados a Toro.

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En Toro, a cada paso que damos nos topamos con un monumento

Toro se localiza sobre un cerro que domina esta parte del valle del Duero. Es lo que se conoce como la Vega de Toro. A destacar su excelente ubicación, junto a la autovía A-11 y a menos de una hora en coche de tres capitales de provincia, pues se encuentra entre Zamora (a 32 km) y Valladolid (a 62 km), y no muy lejos de Salamanca (a 72 km).

Qué visitar en Toro

Ya hemos adelantado que esta población dispone de un rico patrimonio aunque, dentro de él, la Colegiata de Santa María la Mayor (popularmente denominada la Colegiata o la Colegiata de Toro) es, sin duda, su monumento más conocido e importante. El origen de este templo se remonta a la segunda mitad del siglo XII. Aunque su estilo original es el románico tardío, se aprecian varias fases constructivas y la presencia de estilos posteriores, como suele suceder en este tipo de edificios.

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La Colegiata de Toro

De la colegiata podemos destacar su cimborrio, influido por los de las catedrales de Zamora y Salamanca, así como la portada de la Majestad, antigua puerta principal del templo que constituye una importantísima obra iconográfica que narra la vida de la Virgen, de Jesucristo y el Juicio Final conservando su policromía original.

Pero Toro no es solo la Colegiata. Existen muchos otros monumentos de interés, la mayoría de los cuales vamos a citar aquí, aunque también invitamos simplemente a pasear por sus calles, de sabor añejo, en las que a cada paso encontramos casas blasonadas y otros edificios nobiliarios que parecen querer llevarnos a otro tiempo.

La llamativa Torre del Reloj, que podemos divisar casi desde cualquier punto de la ciudad, es otro de los principales monumentos de Toro. Se sitúa sobre la Puerta del Mercado o Arco del Reloj (antigua entrada a uno de los tres recintos amurallados de la localidad), que todavía hoy comunica dos de las principales calles de Toro: la calle Corredera y la Calle Mayor. La torre es barroca, del siglo XVIII y se dice que para la argamasa empleada en su construcción se utilizó vino en lugar de agua, porque resultaba más sencillo, dada la abundancia de este producto en Toro, que subir el agua desde el río Duero.

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Torre del Reloj

Otro de los lugares de interés es el sobrio Alcázar de Toro, construcción militar cuyos orígenes se remontan al siglo X, aunque ha sido reconstruido con posterioridad. Se encuentra muy cerca de la colegiata. Entre ella y el Alcázar tenemos otro atractivo: el Paseo del Espolón, excelente mirador al Duero que tampoco nos podemos perder.

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Alcázar de Toro

En la parte baja de Toro, obviamente sobre el Duero, se encuentra el Puente de Piedra o Puente Mayor. Es de origen medieval (románico tardío, finales del s. XII o principios del XIII) y constituye otro de los principales monumentos de la ciudad. Este puente cuenta con 19 arcos y fue, durante siglos, un paso casi obligado por tratarse del único puente que cruzaba el Duero entre Simancas y Zamora.

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Puente de Toro

Tanto el puente como toda la zona del río se encuentran un poco apartados de la ciudad, separados de ella por la zona llamada las Barranqueras, lo que ha conllevado que durante mucho tiempo su ribera haya estado bastante descuidada. En los últimos años se está trabajando para acondicionar todo el espacio ribereño como zona de ocio y disfrute, pues se trata de uno de los rincones más agradables de Toro.

La iglesia de San Lorenzo el Real es un excelente ejemplo de templo de estilo mudéjar. Construido en ladrillo a finales del siglo XII, cuenta en su interior con el sepulcro gótico-flamenco de los Castilla-Fonseca (s. XV) y un retablo realizado por Fernando Gallego (también del siglo XV), autor de las famosas Tablas de Arcenillas.

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San Lorenzo el Real

Otras edificaciones que reflejan este mismo estilo constructivo (románico-mudéjar) en Toro y que merecen una visita son las iglesias de San Salvador de los Caballeros y del Santo Sepulcro, la Ermita de Nuestra Señora de la Vega o las ruinas de la iglesia de San Pedro del Olmo.

Hasta aquí una breve relación de algunos de los principales monumentos de Toro. Otros que no se han mencionado son el arco o puerta de la Corredera (s. XVII, situado junto a la carretera nacional y que da paso a la calle del mismo nombre), el Palacio de las Leyes, el edificio del Ayuntamiento o el Convento de San Ildefonso, uno de los seis monasterios que conserva la localidad.

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Puerta de la Corredera

 

Qué hacer en Toro

Obviamente no solo de monumentos vive el hombre. Si estamos en Toro también vamos a poder disfrutar de la mejor gastronomía o de los diferentes eventos que esta localidad nos ofrece a lo largo del año. Respecto a lo primero, no debemos irnos sin probar su vino que, no obstante, suele estar disponible en los establecimientos de un buen número de kilómetros a la redonda (incluida toda la provincia de Zamora). La importancia de la producción vitivinícola de Toro dio lugar a la frase, atribuida a Alfonso IX, rey de León: tengo un Toro que me da vino y un León que se lo bebe.

En Toro encontraremos buenos mesones donde comer y multitud de comercios donde adquirir productos de la tierra: queso y chorizo zamoranos, garbanzos de Fuentesaúco, etc. Otros productos de Toro y su alfoz han sido tradicionalmente muy populares, en particular sus frutas y hortalizas, procedentes de la llamada Huerta de Toro, regadas con el agua del Duero a través del canal Toro-Zamora.

Muy recomendable es también, cómo no, visitar alguna de las 60 bodegas de la D.O. Toro. Lo puedes hacer con Naturaliste. De hecho, las actividades de enoturismo se han multiplicado en Toro en los últimos años.

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En cuanto a los eventos que anualmente tienen lugar en Toro, vamos a citar tres: su carnaval (no confundir, eso sí, con el famoso carnaval del toro, de Ciudad Rodrigo, en la provincia de Salamanca), quizá el más popular de la provincia, su Semana Santa (además muy próxima en distancia a las de Zamora y Valladolid, dos referentes nacionales) y la Fiesta de la Vendimia, que obviamente tiene lugar en el mes de octubre.

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Cartel de la Fiesta de la Vendimia 2018

La Fiesta de la Vendimia, más allá de su declaración como fiesta de interés turístico regional (categoría en la que también se encuentra su Semana Santa), es una animada celebración cuyo punto fuerte es el desfile de carros engalanados en torno al tema de la vendimia. Cualquiera de los tres que te planteamos son buenos momentos del año para conocer la ciudad en su punto álgido.

 

Qué ver cerca de Toro

Afortunadamente, en un radio de 40 km a la redonda tenemos un buen puñado de puntos de interés turístico, a los que llegaremos en menos de media hora en coche y que, si los queremos visitar todos, el tour nos llevará al menos un par de jornadas. Vamos a ver algunos de ellos:

Seguimos hablando de vino, porque a solo 7 km de Toro tenemos el Museo del Vino de Pagos del Rey, situado en la localidad de Morales de Toro, en cuya visita guiada podremos ver su bodega y probar sus deliciosos caldos.

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De visita en el Museo del Vino

También muy cerca, aunque ya en la provincia de Valladolid, podemos visitar la localidad de Tiedra (a 18 km de Toro), donde nos espera su pequeño castillo blanco y es posible realizar alguna de las actividades que organiza su famoso observatorio astronómico.

Otro punto próximo a Toro (a 22 km) y de visita obligada es Castronuño, también situado junto al Duero (embalse de San José) y de nuevo dentro de la provincia de Valladolid. Aquí encontramos un espacio natural protegido, denominado «Reserva Natural de las Riberas de Castronuño«, con su correspondiente centro de interpretación. Se trata de un punto caliente para la observación de aves acuáticas, así que este enclave gustará enormemente a los aficionados al ecoturismo y la ornitología.

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Riberas de Castronuño

Los aficionados a los castillos están de suerte porque Toro se encuentra muy cerca de varias fortalezas, en mejor o peor estado de conservación. Es el caso de la Atalaya de Castromembibre (Valladolid, a 23 km), el castillo de Villavellid (Valladolid, a 23 km), las ruinas del castillo de Belver de los Montes (Zamora, a 26 km) o el castillo de San Pedro de Latarce (Valladolid, a 29 km).

Finalmente resaltar la proximidad a dos poblaciones monumentales (y equidistantes, pues Toro se encuentra en 35 km de ambas): Zamora y Tordesillas. Un poco más cerca (a 32 km) se encuentra Urueña, con su núcleo urbano de aspecto medieval, que actualmente se considera la «villa del libro».

 

Actividades recomendadas en Toro:

 

 

La localidad portuguesa de Vimioso suele pasar desapercibida para el turista. Queda muchas veces en un segundo plano por estar a mitad de camino entre Miranda do Douro y Bragança, eclipsada por el interés que despiertan estos dos lugares. Tal vez no se trate de una población tan monumental como ellas, pero que nadie piense que no hay nada que ver en Vimioso. Craso error. Os mostraremos por qué merece la pena visitar esta población y su municipio (también llamado concelho, en portugués), pues conocemos muy bien toda esta zona del noreste portugués, ya que somos de muy cerca y además se la hemos enseñado a mucha gente como guías locales.

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Típico «chafariz» portugués en Vimioso

Uno de los principales monumentos de Vimioso es la Atalaya (Atalaia), situada en la parte más alta del pueblo. Se trata de una antigua construcción adosada a la roca natural que, como indica su nombre, fue erigida para vigilar, en este caso a los españoles; y desde luego el enclave ofrece unas vistas espectaculares del paisaje circundante. Se cree que esta estructura estaba ligada al antiguo castillo de la localidad, del que poco o nada se conserva en la actualidad.

Vimioso

Atalaya de Vimioso

Otro de los lugares que se deben visitar es la iglesia de São Vicente (siglos XVI-XVII), de estilo manierista y situada en el centro de la localidad, sobre una escalinata que realza su belleza. Al lado de la iglesia hay una pizzería muy concurrida por los españoles, uno de los diferentes establecimientos del pueblo en los que podemos comer o cenar muy bien a un precio bastante asequible (como siempre pasa en Portugal).

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Iglesia de São Vicente

Al igual que en otras localidades portuguesas, no falta aquí el pelourinho (equivalente a nuestras picotas o rollos, en los que igualmente se impartía justicia), en este caso construido en el siglo XVI. Junto al pelourinho se encuentra la Casa de la Cultura, en cuyo interior hay un pequeño museo etnográfico que resulta agradable visitar si se quiere saber un poco más sobre las tradiciones de esta zona. Este centro también hace las veces de oficina de turismo. Al lado de la Casa de la Cultura, la localidad cuenta con un auditorio, un edificio mucho más moderno en el que se desarrollan diversas actividades culturales.

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Pelourinho de Vimioso

En esta línea de desarrollo de actividades y eventos, también podemos encontrarnos con que nuestra visita a Vimioso coincide con alguna feria o muestra de alimentación o artesanía (o de ambas cosas), pues el pueblo dispone de un pabellón en el que periódicamente se celebran este tipo de ferias, entre las que destaca la concurrida Feria de Artes, Oficios y Sabores, que tiene lugar a finales de año.

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Feria de artes, oficios y sabores de Vimioso

Otros dos recursos interesantísimos de los que dispone Vimioso son el camping (parque de campismo), de reciente construcción y con todos los servicios que no pueden faltar en este tipo de instalaciones, que se encuentra en la salida del pueblo hacia España (Alcañices), y el balneario (las termas de Vimioso o Termas da Terronha),  situado junto al río Angueira y muy cerca de la carretera que se dirige a Miranda do Douro, en un paraje donde brotan aguas sulfurosas con propiedades medicinales. Se trata de un balneario sencillo, todavía poco conocido y con unos precios bastante económicos.

Recalcar también el hecho de que Vimioso, al tratarse de un pueblo grande y cabecera del municipio, dispone de todos los servicios que el visitante puede demandar: alojamiento, restaurantes, cafeterías, gasolinera, comercios, farmacia, etc. Si estás pensando en visitarlo, ponte en contacto con nosotros y buscaremos el alojamiento que mejor se adapte a tus necesidades. Igualmente disponemos de múltiples actividades para realizar en la zona.

 

El «PINTA»

Recientemente ha abierto sus puertas en las inmediaciones de Vimioso (concretamente junto al cruce entre la carretera que comunica esta localidad con Alcañices y la que sale de ella hacia São Joanico, pueblo del que luego hablaremos) el Parque Ibérico de Natureza e Aventura, abreviado PINTA. La distancia a la que se encuentra es de 5 km desde el casco urbano de Vimioso y algo menos de 4 km desde el camping.

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Parque Ibérico de Natureza e Aventura (PINTA)

Este espacio nos parece un atractivo muy fuerte del municipio de Vimioso, tanto por su ubicación como por sus instalaciones y contenido. A diferencia de otros centros monotemáticos, el PINTA ofrece información de muy diversos aspectos de la región: flora, fauna, etnografía, alimentación, etc. Su contenido es variado y en esa diversidad reside su mayor fortaleza, así como en la amabilidad con la que Cláudio y Ângela nos atienden, que además hablan perfectamente español.

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Burros mirandeses del PINTA

Este centro de interpretación es un buen ejemplo de puesta en valor de la Red Natura 2000, que está muy bien representada en el municipio de Vimioso (en especial se incluyen en ella los valles de los ríos Angueira, Maças/Manzanas y Sabor, todo un paraíso de biodiversidad). Otra de las fortalezas de este espacio es que es un lugar muy apto para ir con niños, que quedarán encantados con los burros mirandeses que hay en sus instalaciones.

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Ruta junto al río Angueira

El parque dispone además de varias rutas señalizadas para conocer de primera mano el patrimonio natural y cultural de la zona, y también ofrece la posibilidad de realizar múltiples actividades, siempre y cuando se reserven con antelación.

 

Qué ver en los alrededores de Vimioso.

Tal vez el recurso visitable más conocido del municipio de Vimioso es el pequeño, pero precioso, castillo de Algoso. Situado en las proximidades de esta población, sobre un roquedo de impresionantes vistas, merece la pena visitarlo. Si queremos entrar es preciso pedir en el pueblo que nos lo abran, aunque ya solo verlo desde fuera es un placer. Desde allí se aprecia perfectamente el encajado discurrir entre rocas del cercano río Angueira, uno de los más importantes de la región.

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Castillo de Algoso

Del núcleo urbano de Algoso sale un camino que nos lleva hasta el puente medieval sobre el río Angueira, otra pequeña joya cuya visita en este caso implica el esfuerzo de llegar hasta el lugar (esfuerzo que merece la pena realizar). El camino de tierra está en buen estado en la mayor parte de su recorrido, pero el tramo final, ya muy cerca del puente, conviene hacerlo a pie.

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Puente de Algoso

Pero en el municipio de Vimioso hay otros puentes medievales igualmente dignos de visitar, como el que se encuentra junto a la carretera que comunica Izeda y Santulhão, sobre el río Sabor, o el de São Joanico, también sobre el río Angueira, situado en el interior de esta localidad.

Si te gustan los puentes antiguos está de suerte porque la Câmara Municipal de Vimioso ha editado un folleto sobre los puentes más interesantes del municipio: más información aquí.

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Puente sobre el río Sabor, entre Izeda y Santulhão

Entre Vimioso y Bragança hay tres localidades que no podemos dejar de conocer: Carção, Argozelo y Outeiro (la primera y la segunda pertenecen al municipio de Vimioso, mientras que la tercera corresponde ya al de Bragança). Aprovechamos para recordar que, aunque la señalización de las carreteras portuguesas nos manda por este lado (N-218), el recorrido más cómodo y corto que une Vimioso y Bragança es por Alcañices y Moveros (unos 15 minutos menos), dos localidades que, por cierto, tampoco carecen de interés. En cualquier caso, cuando no hay prisa, la N-218 que nos lleva por el mencionado recorrido turístico ofrece unos paisajes con los que deleitarnos en las cuatro estaciones del año.

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N-218 atravesando el río Maçãs (agradecemos la foto a João Vicente)

Carção es una población conocida, sobre todo, porque mantuvo una importante comunidad judía tras la expulsión, primero de España y después también de Portugal. Este hecho ha marcado al pueblo, su cultura y sus gentes. De hecho, existe un pequeño museo judaico en el centro de la población que podemos visitar. Ya hablamos de ello en esta entrada de nuestro blog.

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Escritura en esta piedra de un auto de fe contra un criptojudío del pueblo

En Argozelo, como ocurre en Carção, es un tema sobre el pasado del pueblo el que centra toda la atención, en este caso la minería. En Argozelo hubo una importante explotación de wolframio de la que podemos saber más si visitamos el centro interpretativo de las minas que recientemente ha abierto sus puertas en el pueblo. También está relacionado con la obtención del wolframio en Argozelo el puente colgante sobre el río Sabor, denominado precisamente Ponte dos Mineiros. Quien se atreve a cruzarlo, además de disfrutar de unas estupendas vistas de este bello paraje, añadirá emoción a la visita pues solo es apto para valientes.

Ponte dos mineiros

Ponte dos mineiros

Pero en Argozelo hay otro reclamo, también situado muy cerca del río Sabor. Por una pista asfaltada que comunica este pueblo con Coelhoso, en descenso hacia el río, nos encontramos con el curiosísimo Santuario de São Bartolomeu, edificado sobre un antiguo castro y donde se celebra una multitudinaria romería cada 24 de agosto.

Afortunadamente, se ha señalizado una ruta de senderismo (PR-15) que permite no solo enlazar los dos citados elementos del patrimonio minero de Argozelo (centro de interpretación y puente) sino también el monasterio de São Bartoloméu: más información aquí.

Santuario de São Bartoloméu (Argozelo), edificación modesta aunque situada en un paraje excepcional.

Por lo que respecta a Outeiro, allí se pueden ver los restos de su castillo, situados sobre el alto cerro (el otero que da nombre al pueblo) y, sobre todo, admirar la belleza de la Basílica del Santo Cristo del Outeiro, obra comparable a la catedral de Miranda do Douro, que sorprende encontrar en un pueblo tan pequeño.

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Basílica del Cristo del Outeiro

No queremos olvidarnos de algunas otras aldeas cercanas a Vimioso que poseen cosas interesantes para ver, sobre todo para los aficionados a la arquitectura popular. Es el caso de Uva y sus numerosos palomares (pombais, en portugués). También podemos visitar otros pequeños pueblos que conservan su aspecto medieval, gracias a que sus vecinos han restaurado numerosas viviendas tradicionales, como ocurre en  Caçarelhos, Angueira, el ya mencionado São Joanico, Vilar Seco o Avelanoso, localidad rodeada de montes, en un paraje espectacular y situada en la misma «raya».

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Laderas del río Sabor

Hay otros puntos de interés en los alrededores de Vimioso, aunque no vamos a extendernos más porque creemos que se han expuesto ya los principales. Finalmente destacar que todo este territorio se ha declarado Reserva de la Biosfera, así como poner de relieve la importancia natural de los enclaves Red Natura 2000 que incluye el concelho, especialmente los valles de tres ríos que nacen en España: Sabor, Manzanas/Maçãs y Angueira. Estos cursos de agua van evolucionando en su recorrido: al adquirir más caudal y descender en altitud se van encajando en el fondo de un profundo cañón, cuyo paisaje y vegetación también van cambiando. Todos estos espacios naturales, además, permiten la realización de actividades de ocio como la observación de fauna, senderismo, etc.